La música como herramienta de integración: la historia de la Orquesta Sinfónica Binacional
Globalízate Radio.- Texto y Fotografías: Juan Carlos González Comuncaciones ACNUR RD.-
La Orquesta Sinfónica Binacional Domínico Venezolana promueve la enseñanza y práctica colectiva de la música como instrumento de desarrollo humano e integración
Una hora antes de iniciar el concierto, Jimena ya está en el camerino realizando cuidadosos ejercicios de calentamiento junto a su flauta. Cuando nos conocemos, rápidamente accede a realizar la entrevista. Admite que la práctica musical le ha permitido vencer la timidez, dice que antes no habría podido hablar conmigo.
Jimena Javier (21) nació en la pequeña ciudad costera de Boca Chica, famosa por sus playas cercanas a la capital Santo Domingo: “Mis padres son haitianos, llegaron aquí bien jóvenes buscando una vida mejor. Soy la séptima de diez hermanos”.
Ella es uno de los sesenta músicos que conforman la Orquesta Sinfónica Binacional Domínico Venezolana, iniciativa liderada por el maestro Javier Abi Harb, director de orquesta venezolano junto a un equipo de trabajo y el apoyo de agencias de Naciones Unidas como el ACNUR, quienes ofrecen oportunidades a personas que tienen en común la pasión por hacer música.
Jesús Aquino (20) es otro de esos integrantes. Dominicano nacido en Madrid, se inició en la práctica musical a los 10 años. Vive en República Dominicana desde los doce, cuando sus padres decidieron volver a vivir al país.
Empezó en la música tocando el piano, pero cuando se inscribió en el conservatorio vio a una persona tocando el Corno y decidió aprender a tocarlo: “Su sonido me pareció familiar, se escuchaba como la música de las películas que había visto”.
Una historia similar vivó Andrea Sánchez (22) en su natal Venezuela cuando hizo su primera audición para tocar en una orquesta a los 11 años, después de haber aprendido desde los 7 a relacionarse con la rítmica y el solfeo: “Realmente quería tocar el piano o el clarinete, pero la profesora que hizo la audición miró mis manos y dijo ‘tienes manos de chelista’. A partir de allí ella me probó en el instrumento y simplemente el instrumento me enamoró. La profesora tenía razón”.
Tras bastidores, Jesús, Andrea y Jimena se unen al resto de la orquesta antes de salir al escenario. Apuran una empanada y toman jugo para afrontar la velada. El ánimo se contagia mientras el público va llenado la sala del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.
La Orquesta Sinfónica Binacional Domínico Venezolana (OSBDV) es una iniciativa que promueve la enseñanza y práctica colectiva de la música como instrumento de desarrollo humano e integración intercultural. Creada en el año 2020, en la actualidad está conformada por personas venezolanas viviendo en República Dominicana, así como por personas dominicanas que tienen en común el gusto por la práctica de la música clásica y popular.
Viviendo de la música clásica en RD
El enamoramiento de Jimena con la música comenzó cuando era pequeña. En la iglesia a la que asistía tocaban el piano, pero no fue sino hasta los trece años que empezó a estudiarlo. “Pasaron unos 3 o 4 años y no tenía avance, era como que estaba caminando hacia una pared, cuando llegó el programa de música con la conducción del maestro Javier Abi”.
El maestro Javier Abi Harb había salido de Venezuela convencido que seguiría haciendo música y formando a otras personas en este arte. Jimena era una de ellas: “Escuché muchos instrumentos: el chelo, el violín, el clarinete, el saxofón. Cuando tocó la flauta yo dije ‘esta es’. La flauta es un instrumento musical bíblico y su sonido es muy dulce como mi personalidad. Sentí que la flauta podía estar más cerca de mí que cualquier otro instrumento”.
A pesar de esta atracción, el primer encuentro no fue fácil. Jimena encontró a la flauta pesada, difícil: “pero el amor que siento por el instrumento no me permitió rendirme”.
Antes de finalizar el bachillerato Jimena ya trabajaba como maestra de música en una Fundación de Boca Chica, enseñando a personas en situación de pobreza que no pueden pagar clases de música.
“La flauta siempre está conmigo, no la presto, no la dejo en cualquier lugar” comenta Jimena con una sonrisa.
Por su parte, Jesús se asegura de practicar cada mañana antes de salir a la universidad. Para él no es sencillo trasladar el corno, ya varias veces le han preguntado si lleva una bomba en la mochila cuando va a subirse al transporte público.
Jesús tiene claro que cuando finalice sus estudios de medicina en la universidad quiere unir ambos mundos, empleando la música a modo de terapia para que las personas con deficiencias neurológicas encuentren alternativas terapéuticas en la música.
En cambio, Andrea aún debe decidir cual camino tomar. Luego de mudarse a la República Dominicana en 2017 junto a sus padres y hermanas debido a la situación que vive ese país, ella retomó la práctica del cello aprovechando la invitación que recibió para formar parte de la OSBDV: “No puedo decir que la música es un hobby porque es algo que me apasiona, es algo que me hace falta sino lo tengo, pero tampoco puedo decir que es un trabajo que veo a futuro porque en mi cabeza hay muchas cosas que quiero hacer”.
La Orquesta Sinfónica es una oportunidad
Un minuto antes de subir al escenario y mientras la maestra de ceremonias daba la bienvenida al público, el maestro Abi Harb anima al grupo de músicos que comienzan a entrar al recinto y tomar sus lugares bajo el aplauso del público. Luego él mismo toma varias respiraciones y sube al podio con su batuta en la mano.
Solo faltan segundos para comenzar el concierto “Al ritmo del agradecimiento”, el tercero organizado por la OSBDV en República Dominicana durante el año 2022. Como en cada concierto, el repertorio de la Orquesta rindió homenaje a compositores latinoamericanos de música clásica y popular.
La Orquesta Sinfónica Binacional Domínico Venezolana tiene el firme propósito de seguir organizando conciertos, además de enseñar música, formar nuevos talentos y llevar su propuesta a comunidades empobrecidas de República Dominicana, donde niños y niñas puedan encontrar una oportunidad en la práctica musical.
Para el ACNUR, la experiencia de la OSBDV es una señal del futuro posible para el país: “Es una iniciativa inspiradora en la República Dominicana porque promueve el derecho a pertenecer que todas las personas tenemos. La orquesta habla el lenguaje universal de la música, juntando en un mismo lugar a las personas que son de aquí y las personas que están aquí como una forma de celebrar la riqueza y diversidad cultural de la música y de la Sociedad Dominicana. La orquesta tiene potencial de transformación social positiva, en línea con nuestra campaña global #IBelong y en armonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, asegura Gabriel Godoy, jefe de misión del ACNUR.
“La experiencia en la Orquesta Sinfónica Binacional es algo brillante”, dice Jesús. “En un principio pensé que iba a ser bastante más pequeña, pero me encanta ver cómo ha crecido. Más que compañeros de trabajo somos una familia”.
Jesús, Andrea y Jimena parecen estar cómodos sobre el escenario. Sus intervenciones bien acompasadas ensanchan las notas que fluyen hacia el público: “La música transmite mensajes, ideas. Las historias que puede contar la música pueden ser muy importantes”, dice Jesús.
Ejecutando la flauta, Jimena parece olvidar los problemas que aún le persiguen. Después que terminó el bachillerato no pudo ir a la universidad porque aún tiene problemas de documentación que no ha podido resolver. “Yo tuve una vida muy difícil. Me sucedieron tantas cosas que los recuerdos me parecen de otra vida”, dice con una media sonrisa. Por eso ha encontrado en la Orquesta y su trabajo como maestra de música una forma de no detenerse, de continuar su crecimiento.
“A través de la música me di cuenta de que el mundo no es malo, hay personas buenas y malas. La música me enseñó a ver lo bueno, lo positivo de la vida”.
Mientras, Andrea ha encontrado en la orquestra una forma de mejorar su integración a la sociedad que la acoge, mientras continúa mejorando su aprendizaje musical: “La mayoría de las personas que tocan en la orquesta son profesores, mientras yo soy estudiante. Hay que saber decir ‘ok, estoy mal, gracias por corregirme’
Andrea dice que la orquesta la ha ayudado a integrarse porque pasar tiempo con personas dominicanas también le enseña sobre su cultura y su forma de hablar. Cuenta que cuando están en el backstage unos hablan en dominicano y otros en venezolano, pero al recorrer las partituras comparten una misma pasión.
“Formar parte de la orquesta ha sido una experiencia de crecimiento, de gratitud y de compartir. No hay diferencia a la hora de tocar, somos uno solo. Nos convertimos en un músico, un integrante de orquesta en diferentes instrumentos”.
Un futuro prometedor
Mientras el concierto avanza en el repertorio de canciones dominicanas, venezolanas, clásicas y de otros países latinoamericanos, el público que colma la sala del Palacio de los Deportes asiste atento al performance, quizás pensando en el futuro que le depara a la orquesta y sus integrantes.
En apenas dos años desde su fundación, la Orquesta Binacional está haciéndose un nicho para intercambiar los lazos culturales y hermandad que tienen República Dominicana y Venezuela, con el potencial de transmitir historias a través de la música.
Jimena continúa enfocada en darle clases a niños que tienen el mismo problema que ella tuvo: “Doy clases a algunos niños que tienen a sus padres presos, algunos fueron encontrados en las calles, algunos están luchando con la depresión. Entonces el propósito es enseñarles que hay algo más allá de la tristeza, de la depresión y que puedan decidir algo más en la vida”.
Ella siente que enseñar a estas personas es el trabajo de su vida. Su mayor sueño es crear una escuela de música donde puedan ir personas de escasos recursos: “Porque más que el dinero, es el trabajo que puedo hacer en las personas a través de la música”.
Por su parte, Jesús desea animar a más jóvenes a que vivan la experiencia de la música tocada en orquesta: “Por más que esto se vea de otro mundo puede llegar a gustarles. Den el primer paso, nunca se sabe dónde puedes llegar, más allá de lo que nunca habías imaginado”.
Finalmente, Andrea pone en perspectiva el aporte de la música clásica orquestal en República Dominicana, impulsada por la Orquesta Binacional: “Pienso que con el ritmo que lleva, haciendo conciertos con grandes músicos, la orquesta va a alcanzar mucho, llevaremos experiencias para las personas que quieran escuchar las historias que contamos a través de los conciertos. Siento será recibida con los brazos abiertos”.