Sepa cómo ayudar a sus hijos a superar el proceso migratorio

Comparte esta noticia

GlobalizateRadio.- 

Reportaje Especial

Texto: Periodista Ricchielis Berrueta (Colombia)

Fortalecer el desarrollo emocional es lo primordial

La soledad y dejar amigos, familiares y todas sus cosas les hace muy difícil la adaptación a los más pequeños. Dependiendo de la etapa en la que se encuentre se les hace más cuesta arriba entender la migración. El apoyo del núcleo familiar es fundamental

Adaptarse a vivir en otro país dejando atrás “su mundo” para ajustarse a una nueva vida es más estresante para los niños y jóvenes, así lo aseguró la psicólogo clínico venezolana y también migrante Verónica Prieto, cuya experiencia está enfocada la población infantojuvenil y en la familia.

Aseguró que el choque cultural, la soledad y establecer rutinas nuevas después de haber lidiado con una dura despedida, afecta notoriamente a nivel psicológico, en este sentido, contar con el apoyo del núcleo familiar es indispensable para afrontar este proceso.

“Emigrar es un proceso que toca todas las áreas del ser humano, en primer lugar mamá y papá deben adaptarse al nuevo país para así poder ser empáticos con el proceso  migratorio de los hijos ayudándolos a adaptarse a través de su ejemplo de vida” indicó Verónica Prieto.

Destacó que todas las edades tienen su propio desafío y tiende a sacudir lo que se encuentra en calma, por ello, es fundamental conocer algunas estrategias para ayudarlos a fortalecer el desarrollo emocional.

De 0 a 3 años: Regresarles sus espacios

Según la especialista en psicología el proceso migratorio para los más pequeños de la casa no les afecta en cuanto a la mudanza, pues en muchos casos desconocen sobre la ubicación geográfica, para ellos no tener lo que antes tenían es lo que les genera los cambios en el niño los cuales no son magnificados.

“Es fundamental que se les regresen los espacios a los que ellos estaban acostumbrados, incluyendo rutinas de alimentación, juegos, juguetes y horas de descanso, además pasar tiempo con ellos, esto ayuda a adaptarse a un contexto nuevo”, explicó.

De 4 a 7 años: Retomar la escolaridad y actividades extracurriculares

A esta edad, los niños poseen lenguaje desarrollado en su totalidad y tienen la posibilidad de opinar y participar en algunas decisiones, son niños que tienen conciencia social y emocional, además reconocen  también el estado emocional de los papás, motivo por el cual es fundamental cuidar lo que se habla delante de estos pequeños.

“En la medida de lo posible es importante que los niños regresen a la escuela y en caso de haber estado realizando alguna actividad extra buscar la forma de que sea retomada. Tratar de incluir en su cotidianidad esas rutinas que dejo atrás. En caso de llegar en casa de familiares o amigos se debe demostrar que existen vínculos importantes con esas personas y así brindarles mayor seguridad a los pequeños”, puntualizó Verónica Prieto.

De 8 a 12 años: Tratar de incluirlos en las tomas de decisiones

Si bien es cierto que el proceso migratorio resulta cuesta arriba, esta situación afecta un poco más en los niños que se encuentran en el final de la primera infancia y el inicio de la adolescencia, por ello, es recomendable hablar con los chicos de las distintas situaciones que se presentan, pues a esta edad su lenguaje está consolidado y pueden ofrecer argumentos.

“En esta etapa suele darse la ausencia emocional, extrañan a mamá y papá pues generalmente las rutinas de trabajo cambian y extrañan todo lo que dejaron atrás. Se les debe preparar para la migración, dejarlos que se despidan de sus seres queridos,  conversar con ellos sobre los planes a realizar, sin incluir el tema económico”, aseguró la psicólogo.

Es importante a esta edad restablecer la mayoría de las actividades que hacían con los padres, que no extrañen a papá y a mamá a pesar que viva con ellos tener comunicación acertada sin prejuicios ni distancia.

De 13 a 17 años: Involucrarlos en las elecciones y dejarlos establecer lazos con nuevas familias.

La psicólogo Verónica Prieto destacó que migrar durante la adolescencia puede magnificar de forma negativa los procesos emocionales, de por sí, es una etapa difícil para jóvenes puesto que se producen cambios físicos, psicológicos y sociales.

“Es fundamental blindarlos emocionalmente, acercarnos a ellos y estrechar la relación con nuestros hijos porque lo van a necesitar para que no se sientan aislados. Debemos involucrarlos en la elección de la escuela, de la vivienda, coincidir en algún momento con los hijos en la hora de la comida o bien sea llevarlos o recogerlos de su jornada de estudio”, dijo.

Aseguró que el proceso social es fundamental, por ello, es necesario que los jóvenes formen lazos con una nueva familia y amigos, se deben flexibilizar las amistades siempre bajo supervisión.

Siendo un cambio repentino, de mayor necesidad es importante que pase sin dejar marcas dejando cambios positivos, emigrar es una transición y lo que hagamos generará impacto en los hijos y la vida familiar, en este sentido, es necesario atender recomendaciones de los especialistas, de esta manera tener conocimiento sobre la forma en la que se debe realizar el abordaje.

Deja una respuesta