Teo Galíndez prepara dos conciertos en Chile, donde se refirió a la interculturalidad musical que promueve la diáspora venezolana

Globalizateradio.-  Texto:Raúl Semprún  @cronicasenchile

Fotos y videos: Marielba González

Teo Galíndez (Tinaquillo, 1954) llega a la planta alta de Zaperoco RestoBar, en Ñuñoa, Santiago, con una calidez particular para hablar de la Gala Llanera, una serie de dos conciertos previstos para este sábado 6 y domingo 7 de septiembre en territorio chileno.

Allí, ante periodistas, productores, músicos e influencers venezolanos radicados en la capital austral se muestra con espontaneidad. «Yo comencé cantando gaitas. Me gustaban mucho Guaco en sus inicios con sus aguinaldos, Gran Coquivacoa con ‘Neguito’ Borjas y Maracaibo 15 con Betulio Medina. Después fue que me recomendaron por mi timbre, cantar música llanera».

Galíndez ahonda sobre el origen de algunas de sus composiciones, del impacto de la migración, de la necesidad de unión entre sus coterraneos y de su época en el mundo militar.

«Estamos venezolanizando el mundo», responde contundente a la pregunta sobre el impacto, en el marco de la diáspora, de los criollos sobre algunos extranjeros en áreas como la musical. Como ejemplo se le destaca un video que circula en Chile de un haitiano que canta y gesticula Cuando voy a Maracaibo, una de las gaitas zulianas más emblemáticas.

«Ojalá esto no caiga mal a personas de otros países. Allá donde llegamos la gente como que cambia. Pese a estar pasando por cosas horribles siempre estamos con una sonrisa y eso deja algo. Pasa que los venezolanos somos muy creyentes de Dios. Desde chiquitos nos acostumbraban a darnos y pedirnos la bendición. Eso deja huella a donde vamos», sostiene el intérprete.

El «Ruiseñor de Venezuela«, como es conocido en la farándula criolla, resalta del papel de la música venezolana en estos tiempos. Cuenta que en algunos países le han comentado que nunca habían ido a uno de sus conciertos y afuera, sin conocerlo siquiera, lo estaban haciendo. «Eso se debe a que la gente recuerda mucho a su país y una manera de acercarse es a través de la música», explica.

Oportunidad de oro

En el inicio de la rueda de prensa una periodista le habla sobre el tema En verdad vale la pena llegar a viejo, que compuso en honor a su progenitor del mismo nombre. «Cuando escribí esa canción tenía 28 años. La hice porque mi viejo se me enfermó y murió un mes después. Nosotros somos 14 hermanos legítimos y él siempre decía que eramos lo mejor que le había pasado en la vida: ‘Me voy tranquilo porque he formado una familia honradunag trabajadora’. Ahora que voy rumbo a la tercera edad me la piden mucho y yo la canto feliz porque me recuerda a mi padre».

El cantautor de Tinaquillo cree que hay una oportunidad de oro para proyectar la música venezolana, considerada muy localista. Recuerda que hace años fue a Japón a cantar el himno nacional en una pelea de boxeo en la que participó un venezolano y la reacción del público local le hizo pensar que se podía sembrar algo en ese país.

«Yo di tres conciertos ahí en el año 2000 y hoy en día los japoneses están tocando joropo. No me atrevería a decir que fue por eso, pero algo se sembró», afirma el músico criollo.

El guariqueño considera, con base en conversaciones con músicos extranjeros, que hay cierta «mezquindad musical» de parte de los llaneros, pues solo utilizan arpa, cuatro, maraca y bajo, y excluyen instrumentos como el violín. «Yo creo que si le ponemos más instrumentación a la música como lo hacen ustedes con la gaita, llegaríamos más lejos».

Inmigrantes y máscaras

Al ser abordado sobre su tema La máscara del cantante con un paralelismo sobre las emociones que debe ocultar el inmigrante, revela que la escribió tres días después de la muerte de su padre un 26 de enero y que en menos de una semana de un concierto en Calabozo, estado Guárico, pidió al productor del show posponerlo por su duelo, lo que rechazó.
Le contó a su madre y ella lo conminó a cumplir con su trabajo.

«Al final fui a cantar y no me concentraba, combinaba las letras, las olvidaba y la gente comenzó a pitarme. Yo no quería decirlo, pero pedían que me sacaran del escenario y les conté: ‘Lo que pasa es que hace dos días vine de enterrar a mi padre y el señor productor me obligó a cumplir el contrato». Entonces la cosa se volteó. Me dieron una ovación por casi 10 minutos y eso me hizo levantar el ánimo y cantar como correspondía. Así fue que compuse esa canción. Es así. Todo el que trabaja con público debe llevar una máscara. La máscara de la felicidad aunque no la tenga…».

En la ronda de preguntas, Marielba González, periodista, con su hija de 8 meses en brazos, le pidió a Galíndez.le recomendará tres canciones venezolanas imprescindibles para que su primogénita sintiera musicalmente el calor de su tierra pese a la distancia: Alma llanera, La grey zuliana y Venezuela fueron los temas recomendados.
Durante la rueda de prensa, Diego García, trujillano, de 24 años, formado por «El Sistema» tocó el violín para un Galíndez conmovido. Le preguntaron que significaba para él eso y respondió: «El violín es mi padre…». Se contuvo.

Galíndez asegura que Venezuela sabe a gente buena. «El mensaje que vamos dejar en esta gira es que nadie nos cambie. Ni que nos ofrezcan villas y castillos. Debemos invertir todas nuestras fuerzas para recuperar Venezuela y devolvérsela aún mejor que antes a hijos, nietos y bisnietos».

Al cantautor lo acompañarán en escena Alfredo Flores, Carlos Rondón Jr. y Patricia Infante. El primer evento tendrá lugar en Concepción, a las 22:00 horas, en la calle Barros Arana 1356, y el segundo, un día después, también a las 22:00 horas, pero en la avenida Matta 533, Club M Santiago.

La productora @, dirigida por los venezolanos Rubén Arnaez y Guadalupe Omaña, se encargará de toda la organización.