Los nuevos acuerdos de cooperación suponen que los niños que se mueven por la región tienen que pedir protección en países de Centroamérica. UNICEF asegura que el crimen organizado y la violencia hacen que esos países no sean seguros para los niños locales y menos aún para los que llegan de otros lugares.
En México, los nuevos protocolos obligan a los menores a esperar meses en la frontera mientras se tramita su asilo en Estados Unidos, quedando vulnerables ante la explotación, la violencia y la falta de acceso a servicios básicos.
Más de 32.000 niños fueron deportados de Estados Unidos y México a Centroamérica entre enero y agosto de este año, más del doble que en el mismo periodo de 2018.