La pandemia de COVID-19 plantea graves riesgos para las comunidades que se encuentran en los campamentos de desplazados
Globalizate Radio. – Para millones de personas que buscan protección escapando de la violencia o de los desastres en campamentos de todo el mundo, el potencial impacto de la COVID-19 podría llegar a ser catastrófico. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha adaptado con gran rapidez sus operaciones en todo el mundo anticipándose así al brote del virus en los campamentos donde trabaja.
“Partiendo de la base de décadas de experiencia en la gestión de campamentos y sobre migración y salud, vemos la llegada de la COVID-19 como algo inevitable y no como una mera posibilidad, y nos hemos estado preparando teniendo en cuenta este factor”, dijo el Director General de la OIM, António Vitorino.
“El hecho de que se hayan identificado casos en un campamento en la zona continental de Grecia que es gestionado por la OIM nos hace comprender la gravedad de la situación”.
La OIM responde a la COVID-19 en los campamentos
Hay un total de 41.3 millones de personas desplazadas internamente (IDPs) y 25.9 millones de refugiados que viven en situación de desplazamiento en todo el mundo, la mayor parte de los cuales a menudo terminan en campamentos.
En su calidad de co-líder del Grupo Sectorial de Coordinación y Gestión de Campamentos (CCCM) en todo el mundo, la OIM trabaja junto a los gobiernos para cuidar y defender los derechos de las personas que se encuentran en los campamentos o entornos similares.
En 2019, la OIM llevó adelante actividades de CCCM en 1.117 sitios de desplazamiento en 23 países, llegando hasta 2.400.000 personas. La Organización también brinda servicios de salud a 2.800.000 personas en todo el mundo.
A medida que los casos comenzaron a aparecer en países como Burkina Faso, Bangladesh, Grecia y Siria, que deben enfrentar severas crisis de desplazamiento, la OIM está cada vez más preocupada por el impacto que la COVID-19 tendrá sobre la salud de las personas que viven y trabajan en dichos campamentos y en comunidades aledañas.
La Organización está también preocupada por el hecho de que las restricciones relacionadas con la COVID-19 inhibirán las posibilidades de brindar asistencia humanitaria a quienes dependen de tal asistencia para poder sobrevivir. Las restricciones en cuanto a movilidad dentro de los campamentos podrían también llegar a obstaculizar la posibilidad de que las poblaciones de los campamentos trabajen y generen el sustento necesario para sí mismos y sus familias.
Los equipos de migración y salud y de CCCM de la Organización están trabajando con las autoridades de todo el mundo para implementar medidas que prevengan la diseminación de la COVID-19 en los campamentos y para asegurar que sus operaciones sigan siendo seguras y efectivas.
El distanciamiento físico y el aislamiento social son muy difíciles en estos campamentos que están atestados y densamente poblados, y en los cuales el espacio de por sí es muy limitado. Adicionalmente, la mayor parte de las personas no cuenta con acceso adecuado a agua potable y a agentes desinfectantes necesarios para detener la transmisión ni tampoco pueden acceder a las instalaciones nacionales de salud.
Asimismo, estos entornos son lugares con grandes desafíos para las personas mayores y aquellas con preexistencias en su salud. La amenaza que este virus implica para la salud de esas personas es particularmente alarmante.
Los centros sanitarios que hay en los campamentos no tienen el equipamiento necesario como para poder responder a la gran cantidad de pacientes que podrían estar infectados. Esto es especialmente inquietante en lugares como la zona noroeste de Siria o Yemen en donde los conflictos ya han destruido la mayor parte de la infraestructura sanitaria.
Además de la producción de una guía práctica operativa especialmente dedicada a la COVID-19 y destinada a quienes están a cargo de los campamentos, la OIM ha estado trabajando en varias cuestiones prioritarias sobre la prevención junto a las autoridades y asociados del grupo de salud:
- Aumentar, mejorar y abogar por más instalaciones destinadas a la higiene, tales como puntos para el lavado de manos en las entradas a los campamentos, instalaciones comunales y puntos de encuentro;
- Capacitar al personal y a los líderes comunitarios para que puedan vigilar los síntomas;
- Garantizar terrenos adicionales para aumentar los espacios para vivir, los sitios de distribución y para construir nuevas instalaciones sanitarias temporales;
- Implementar medidas que permitan el distanciamiento físico tales como programar los horarios para compartir las instalaciones comunales o reducir los movimientos dentro de los campamentos;
- Reacondicionar las estructuras existentes y convertirlas en instalaciones de aislamiento y, en algunos lugares, equipar y dar apoyo a equipos médicos y a clínicas móviles; y
- Procurar equipos de protección personal (PPE) para el personal de salud que puede tener contacto con las personas enfermas.
“En todo el mundo, ante las crisis sanitarias, son los líderes de las comunidades afectadas quienes están en primera línea para ofrecer las respuestas más efectivas y de mayor impacto”, sostuvo el Director General Vitorino. “Al mismo tiempo, es necesario intentar que los migrantes, con independencia de sus circunstancias, sean incluidos en los sistemas nacionales de salud si verdaderamente queremos derrotar a la COVID-19.”
La Organización se encuentra también difundiendo información precisa y actualizada sobre la COVID-19 para ayudar a derribar mitos y disminuir la estigmatización. Todas las medidas mencionadas están siendo implementadas en estrecha consulta con las comunidades en los campamentos, adaptándolas a los contextos locales y a los desafíos que cambian permanentemente.
“Necesitamos la solidaridad y el apoyo sostenido de la comunidad humanitaria para detener la amenaza que el virus representa en estos entornos humanitarios, en particular por medio del Plan de Respuesta Humanitaria interagencia y el Plan de la OIM Estratégico de Preparación y Respuesta (SRP) a la COVID-1”, agregó Vitorino.